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Dismorfia corporal, fallo en la auto-percepción

La dismorfia corporal es un trastorno cada vez más común entre personas que acuden a consulta para realizarse una cirugía estética, con la desventaja de que suele pasar desapercibido debido a sus sutiles síntomas y al desconocimiento generalizado de la existencia de esta enfermedad.

La inconformidad de la dismorfia corporal

La dismorfia corporal es una realidad que existe aunque pretenda negarse. Se trata de un trastorno psicológico en el que la persona tiene una percepción equivocada de su aspecto físico y aprecia alguna parte de su cuerpo como “deforme” cuando en realidad no lo es.

Las personas que sufren de dismorfia corporal nunca están conformes consigo mismas, sin importar cómo luzcan. Sus identidades están definidas por su apariencia, ya que el valor que les dan a las personas está basado principalmente en el físico. Por esta razón, son excesivamente críticas con su cuerpo y rostro.

La sobredimensión por la preocupación hacia el aspecto físico se incrementa cuando se sienten expuestas u observadas por terceros. El encuentro con el espejo siempre es conflictivo: ven en él una imagen que no es la que realmente se refleja, por lo que evitan hacerlo o, paradójicamente, examinan cada detalle de su cuerpo mientras se recriminan a sí mismos sus inconformidades.

Problemas más allá del espejo

Lejos de ser un problema banal o superficial, la dismorfia corporal está relacionada con trastornos de ansiedad y depresión, por lo que deben tomarse con la seriedad que amerita. Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), en América y Europa se ha reportado un incremento en el número de los casos y la mayoría de las afectadas son mujeres.

Se estima que el 2% de los pacientes que acuden a consultas con cirujanos plásticos sufre de dismorfia corporal, ya que para alcanzar la imagen que aspiran intentan recurrir a procedimientos quirúrgicos. La realidad es que, por ser un problema psicológico, el bisturí no será la solución y seguirán sintiéndose inconformes.

Esta inconformidad les lleva a volver al cirujano en repetidas ocasiones, aunque sea innecesario, e incluso acudir a otros procedimientos poco recomendables que pueden dejar resultados irreversibles e incluso poner en riesgo sus vidas. En estos casos el rol del medico estético es crucial: debe estar atento a todas las señales para cuidar y aconsejar responsablemente a sus pacientes. Un cirujano plástico responsable debe negarse a realizar un procedimiento innecesario, conversar con familiares y remitir al paciente con dismorfia corporal a un terapeuta que le ayude a solucionar su problema.

Lamentablemente, en muchos casos suele haber otro colega dispuesto a realizar la intervención solicitada por el paciente: bien sea por no darse cuenta de su problema o por anteponer los intereses económicos a la ética de la profesión.

La dismorfia corporal es un trastorno que puede ser tratado con especialistas en la rama psiquiátrica y psicológica. Mientras antes se solicite ayuda, más rápido se dará con soluciones y menores serán los riesgos. La actuación de un cirujano plástico responsable, capaz de decir “no” a la realización de procedimientos, puede ser determinante para que sus pacientes obtengan bienestar óptimo en sus vidas.